El Presidente Uribe no sólo logró que los colombianos retornáramos a carreteras seguras y despejadas del terrorismo que en su momento las azotó, sino que también nos dejó una red de corredores viales, puertos, aeropuertos, redes ferroviarias y transporte fluvial que hoy le permiten a nuestro aparato productivo avanzar en competitividad y, de este modo, generar cada vez más prosperidad al pueblo colombiano.

Infraestructura

El estado de la infraestructura de transporte de un país – sus carreteras, viaductos, túneles, puertos, aeropuertos, ferrocarriles, facilidades de transporte fluvial o multimodal, entre otros – es fundamental para su competitividad, crecimiento económico y niveles de progreso y prosperidad.

Evidentemente, a mayores y mejores posibilidades de transporte en un país, mayor es la eficiencia y solidez de sus cadenas de abastecimiento, tanto al interior de la economía, como desde ésta hacia los mercados externos. Mayor será también la velocidad de llegada de la producción nacional a los mercados domésticos e internacionales.

Así las cosas, a mayor y mejor infraestructura de transporte mejor será la calidad del producto nacional entregado al consumidor final, ya sea en el propio país o en el resto del mundo. Por supuesto, menos oneroso será además el flete o costo que debe sufragar un proveedor por el flujo de sus mercancías entre los puntos de producción domésticos y los centros de consumo en el país o en el exterior.

Y, naturalmente, a mayor y mejor infraestructura de transporte mayor será la capacidad estatal de brindar seguridad y condiciones de convivencia pacífica a todas las comunidades, sin importar cuán remotas éstas estén ubicadas.

En conclusión, a mayores y mejores redes de infraestructura de transporte en un país, más atractivos (en precio, calidad y disponibilidad) serán sus productos y mayor estabilidad y legitimidad estatal se irradiará, es decir, mayor será su capacidad para competir, conquistar y cautivar mercados y, así, generar oportunidades de emprendimiento, trabajo y bienestar para todos sus ciudadanos.

No es fortuito entonces que con la llegada de Álvaro Uribe a la Presidencia de la República se haya dado inicio a uno de los más ambiciosos y visionarios planes de infraestructura jamás vistos en Colombia.

Las sinergias entre dicho plan nacional de infraestructura y sus políticas de Seguridad Democrática desencadenaron enormes saltos en competitividad y productividad para nuestro país. Avances que, desde luego, posteriormente se reflejaron en los robustos niveles de crecimiento económico, de reducción de pobreza y de mejoramiento de calidad de vida que se dieron en Colombia durante los dos gobiernos del Presidente Uribe.

Dentro de los principales hitos de su programa de infraestructura vial se pueden destacar varios:

  • La pavimentación de 7,238 km de carreteras de la red vial nacional concesionada y no concesionada.
  • De ese total, 2,468 km correspondieron al Plan 2.500, cuyo objetivo fue la pavimentación y/o repavimentación de vías secundarias y terciarias, de tal manera que se pudieran conectar competitivamente regiones muy apartadas de Colombia con las principales troncales del país.
  • El mantenimiento periódico a 8,724 km de la red vial principal.
  • A través del programa de Corredores de Mantenimiento Integral, cuyo objetivo era atender la red vial primaria de manera oportuna, se contrataron 6 corredores importantes de la red vial nacional en 11 tramos, los cuales comprendieron 1,987 km de carreteras.
  • Los corredores viales calificados en buen estado pasaron de 11% a 65%.
  • A través de los programas Reconstrucción de Municipios, Obras para la Paz, Vías para la Paz y Gestión Comunitaria se realizaron 1,814 obras de infraestructura vial de enorme impacto social y económico para regiones que en el pasado habían sido ignoradas por el Estado.
  • Los atentados terroristas contra la infraestructura se redujeron en un 83 %, dándose la principal reducción en el número de voladuras de puentes y de vías.
  • Se renegoció el contrato con Tren de Occidente, dando la cesión a un nuevo operador (Ferrocarril del Oeste S.A.), quien se encargó de prestar el servicio de carga ferroviaria en la Red Férrea del Pacífico.
  • Se consolidó el transporte de carbón por vía férrea en el sector Chiriguaná – Santa Marta, con la disposición de 245 Km.
  • Se rehabilitaron 524 km del corredor férreo comprendido entre La Dorada y Chiriguaná, los cuales se dejaron listos para ser operados.
  • Se realizó la construcción y adecuación de varios muelles entre los que se encuentran:
  1. Puerto Galán en Barrancabermeja;
  2. Obras de protección en el municipio de Guapi;
  3. Obras en la región de La Mojana;
  4. Reparaciones en la vía de acceso al muelle de Capulco en el Cesar;
  5. El mejoramiento de las condiciones del muelle flotante Victoria Regia;
  6. Adecuaciones en el muelle de Leticia – Río Amazonas;
  7. Obras de protección del Río Guaviare;
  8. La construcción del muelle en Puerto Carreño;
  • Buscando que el río Magdalena fuese navegable los 365 días del año, Cormagdalena:
    1. Invirtió $197,503 millones de pesos en la primera fase de las obras del sistema ambiental y de navegación del Canal del Dique;
    2. Invirtió $237,094 millones de pesos en control de inundaciones, construyendo así 540 km de diques en tierra, 36 km de muros de control de inundaciones en concreto y 20 km de protección de orillas;
    3. Invirtió $18,862 millones de pesos en la construcción, a lo largo del río, de 18 malecones y 21 muelles flotantes, los cuales mejoraron enormemente las condiciones de accesibilidad al mismo;
    4. Ejecutó obras por $11,120 millones de pesos en adecuación de instalaciones de diferentes puertos nacionales como La Dorada, Puerto Salgar, Puerto Berrío, Barrancabermeja, Capulco, El Banco y Magangué.
  • Se realizó el dragado de profundización del canal de acceso al Puerto de Buenaventura a 14,5 metros.
  • Se desarrolló el mantenimiento y la reconstrucción de los tajamares de Bocas de Ceniza.
  • Se invirtieron $374,871 millones de pesos en la modernización de 19 aeropuertos, incluyendo la ampliación, mejoramiento y mantenimiento de pistas, plataformas, terminales, torres de control y zonas de  seguridad.
  • Se vinculó el capital privado a concesiones de operación y mantenimiento de infraestructura aeroportuaria en:
  1. El Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá;
  2. Los aeropuertos de San Andrés y Providencia; y
  3. La Concesión Centro Oriente, la cual incluye los aeropuertos Olaya Herrera de Medellín, José María Córdova de Rionegro, El Caraño de Quibdó, Los Garzones de Montería, Antonio Roldán Betancourt de Carepa y Las Brujas de Corozal.
  • Se contrataron más de 26 km en túneles, entre los cuales se destacan:
  1. Túnel de Sumapaz – Guillermo León Valencia con 4.2 km, los cuales mejoraron el nivel del servicio en el sector del Boquerón en la vía Girardot – Bogotá;
  2. Túnel bidireccional de Daza, el cual une a Pasto con su aeropuerto y tiene 1.7 Km.
  3. Túnel de Gualanday con 1.8 Km.
  4. 19 túneles que abarcan 5 km dentro de la concesión doble calzada Bogotá – Villavicencio.
  • Y, como si todo lo anterior fuera poco, se iniciaron las obras del Túnel de La Línea.

En fin, continuar con el listado de las obras que fueron ejecutadas en el marco del plan de infraestructura del Presidente Uribe sería imposible.

En cualquier caso, es innegable el importantísimo legado que Álvaro Uribe le dejó a Colombia en materia de infraestructura, competitividad, productividad y oportunidades de progreso, no sólo para beneficio de las grandes capitales, sino también para mejor calidad de vida en regiones que hasta ese entonces habían sido ignoradas por el Estado.

De este modo, el Presidente Uribe no sólo logró que los colombianos retornáramos a carreteras seguras y despejadas del terrorismo cruel que en su momento las azotó, sino que también nos dejó una red de corredores viales, puertos, aeropuertos, redes ferroviarias y transporte fluvial que hoy le permiten a Colombia seguir avanzando hacia horizontes de mayor prosperidad, equidad y bienestar.